John O. Hall, filántropo británico, fue explorador del Asia, donde tenía plantaciones de té, llegando a ser importador del té "Elefante".Y fue de Asia de dónde trajo variadas colecciones de plantas y flores e introdujo por primera vez en el país las flores más exquisitas del mundo.Sus viveros de vidrio mantenían con calefacción permanente su colección de orquídeas, que un amigo inglés le enviaba desde Brasil y que era la más valiosa del mundo.
Por su cuenta adoquinó media calzada de las calles Fernández de Enciso, Pareja, Bahía Blanca y Gutenberg. Eran los límites de su residencia, que ocupaba dos manzanas. El jardín de Mister Hall fue visitado por príncipes, presidentes y diplomáticos de todo el mundo.
Su casa estaba adornada con porcelanas chinas, estatuillas orientales, objetos indígenas de los más variados lugares del mundo.
Cuando comenzó a funcionar la Iglesia del Seminario concurría diariamente rezando muy devotamente con su misal en inglés y donó el altar de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Cuando falleció, dejó su inmensa fortuna sus fieles servidores y legó a la Universidad de Buenos Aires su residencia de la calle Fernández de Enciso, con el encargue de formar en ella una Escuela de Jardinería y Botánica, que hoy en día funciona, aunque después de su fallecimiento la excesiva demora de los trámites de sucesión ocasionó el abandono de viveros y cultivos, perdiéndose muchas variedades únicas en nuestro país.
Texto: Martina, Johanna y Magalí – 3º B
Por su cuenta adoquinó media calzada de las calles Fernández de Enciso, Pareja, Bahía Blanca y Gutenberg. Eran los límites de su residencia, que ocupaba dos manzanas. El jardín de Mister Hall fue visitado por príncipes, presidentes y diplomáticos de todo el mundo.
Su casa estaba adornada con porcelanas chinas, estatuillas orientales, objetos indígenas de los más variados lugares del mundo.
Cuando comenzó a funcionar la Iglesia del Seminario concurría diariamente rezando muy devotamente con su misal en inglés y donó el altar de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Cuando falleció, dejó su inmensa fortuna sus fieles servidores y legó a la Universidad de Buenos Aires su residencia de la calle Fernández de Enciso, con el encargue de formar en ella una Escuela de Jardinería y Botánica, que hoy en día funciona, aunque después de su fallecimiento la excesiva demora de los trámites de sucesión ocasionó el abandono de viveros y cultivos, perdiéndose muchas variedades únicas en nuestro país.
Texto: Martina, Johanna y Magalí – 3º B
Publicado por: Ayelén Maria, Pilar Hernandez y Carolina García Mingrone - 7ºB
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